Hace unos días, la ministra de Salud, Ximena Aguilera, anunció que, a partir del 1 de octubre, el uso de mascarilla solo será obligatorio en centros de salud, lo que implica que se podrá prescindir de ella en otros lugares, incluidos colegios, universidades y transporte público.
Asimismo, la titular de la cartera confirmó el fin de las restricciones en relación a los aforos y aclaró que no se volverá a exigir el pase de movilidad.
Esto, según explicó la autoridad sanitaria, se debe a que "el virus SARS-CoV-2, que produce la enfermedad del COVID-19, no se va a ir, va a seguir con nosotros y, por lo tanto, en esta fase de apertura lo que hacemos es adecuarnos a vivir con este virus".
Así, Chile intenta despedirse poco a poco de la pandemia que comenzó en marzo del 2020, que cambió radicalmente nuestra forma de vivir y que acumula, hasta hoy, más de 60.000 muertes.
Sin embargo, a raíz de estos anuncios muchas personas podrían tener la errónea idea de que cuidarse y evitar la propagación del virus ya no es necesario, pero en la práctica la cosa no debiese ser así, ya que, tal como enfatizó la ministra, este virus seguirá presente en nuestras comunidades.
De hecho, Aguilera aseguró que "habiendo riesgo de transmisión aérea, es muy importante que los lugares estén bien ventilados", razón por la cual el Gobierno trabajará en "mejorar las condiciones estructurales de ventilación en todos los ambientes cerrados".
Y es que no solo es el COVID-19 el que ronda entre nosotros, sino que también hay otras enfermedades -como la influenza y distintos virus respiratorios- que son menos mortales, pero igual de molestas, limitantes y feroces.
Entonces, vale preguntarse: "¿Y ahora qué?". Ahora toca hacernos cargo nosotros mismos. Los líderes de las distintas comunidades deben tomar decisiones que apunten al bienestar grupal. Los padres de familia tienen que preocuparse de garantizar ambientes seguros para sus hijos. Los directores de colegios y universidades deben pensar de qué manera pueden mantener a sus alumnos sanos y tranquilos.
En este escenario, estamos seguros de que los purificadores de aire se posicionan como una herramienta ideal para hacerle frente a la situación, ya que permiten mantener un ambiente libre de bacterias y virus, incluido el SARS-CoV-2.
No estamos diciendo que los purificadores son la única solución viable, ya que existen otras maneras de evitar la propagación de enfermedades, pero sí creemos que son los más efectivos, porque cuentan con un moderno sistema de filtrado 6 en 1 que garantiza la eliminación del 99.97% de las partículas contaminantes de los espacios cerrados.
Finalmente, en Mouvair somos férreos creyentes de que, en tiempos de crisis, la tecnología puede ser una gran aliada y convertirse en una herramienta poderosa que nos permita elevar nuestra calidad de vida y nos ayude a desenvolvernos de manera segura ante amenazas.
¿Y tú? ¿Qué vas a hacer ahora que todo depende de ti? ¡Te leemos!
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