En la búsqueda de sabores irresistibles y texturas crujientes, el aceite para freír se ha convertido en un ingrediente común en cocinas de todo el mundo.

Desde papas fritas hasta pollo crujiente, no hay duda de que la fritura agrega un toque especial a muchos de nuestros platos favoritos; sin embargo, a medida que avanzamos en nuestra comprensión de la nutrición y sus efectos en la salud, corresponde preguntarse qué tan sano es consumir frecuentemente esta sustancia.
La respuesta a esta interrogante es compleja y, a menudo, poco alentadora, ya que a pesar de que el aceite puede ser un ingrediente culinario versátil, su consumo excesivo está asociado a consecuencias negativas en nuestra salud.

Y como en Mouvair no somos de los que afirmamos cosas sin fundamentos, aquí te explicaremos por qué sería bueno que prefieras opciones alternativas al aceite y de qué forma puedes disminuir su uso en la cocina.

¿Qué es el aceite para freír?

El aceite para freír es una forma específica de aceite de cocina diseñado para soportar altas temperaturas sin descomponerse ni quemarse. Generalmente, se obtiene de fuentes vegetales como el maíz, la soja o canola. Su principal función es actuar como medio de cocción en la fritura, donde los alimentos se sumergen en aceite caliente para cocinarlos hasta que adquieran una textura crujiente y dorada. 

¿Por qué el aceite para freír puede ser perjudicial para la salud?

1. Alto contenido calórico: El aceite es una fuente concentrada de calorías: una sola cucharada contiene alrededor de 120 calorías. Al sumergir los alimentos en aceite caliente durante la fritura, estos absorben una cantidad significativa de grasa, lo que aumenta la densidad calórica de la comida.

2. Generación de compuestos tóxicos: Cuando el aceite se calienta a altas temperaturas, se pueden formar compuestos dañinos para la salud, como acrilamida y acroleína. La acrilamida, en particular, se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer en estudios científicos.

3. Efectos en la salud cardiovascular: Consumir alimentos fritos regularmente se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, ya que el aceite utilizado en la fritura a menudo es rico en grasas saturadas y trans, que pueden aumentar el colesterol LDL (colesterol "malo") en el cuerpo.

¿Cómo reducir el consumo de aceite?

1. Opta por métodos de cocción alternativos: En lugar de freír, considera opciones más saludables de cocción, como hornear, asar o cocinar al vapor. Los alimentos que se preparan de estas formas generalmente no requiere aceite y permiten conservar mejor los nutrientes.

2. Usa una freidora de aire: Las freidoras de aire son una excelente alternativa para quienes disfrutan de la crocancia de las frituras, pero no quieren excederse con el aceite, ya que utilizan tecnología rapid air, que permite que los alimentos queden con capas crujientes y deliciosas, usando solo una pequeña cantidad de aceite.

3. Controla el aceite que usas: Cuando sea necesario usar aceite, opta por opciones más saludables como el aceite de oliva, ya que contiene grasas monoinsaturadas beneficiosas para la salud. Además, te recomendamos utilizar algo para medir la cantidad de aceite que usas, ya que muchas veces sucede que, si lo echamos directamente desde la botella, nos excedemos con la dosis.

Aunque el aceite para freír puede ser una deliciosa forma de cocinar, la ciencia nos advierte sobre sus efectos negativos en la salud cuando se consume en exceso. Por eso, reducir la cantidad y optar por métodos de cocción más saludables, como las freidoras de aire, puede ayudarnos a mantener un estilo de vida más saludable sin sacrificar el sabor.

Recuerda: ¡la clave está en el equilibrio y la moderación! No estamos diciendo  que no disfrutes una deliciosas papitas fritas, solo te invitamos a tener una dieta balanceada y consciente.